CARTA ABIERTA A LOS SENADORES: Rechacen el TPP11 por vulnerar nuestros Derechos Humanos!

CARTA ABIERTA A LOS SENADORES: Rechacen el TPP11 por vulnerar nuestros Derechos Humanos!

CARTA ABIERTA A LAS AUTORIDADES
Santiago, 01 de junio de 2019
Sres.
Sebastián Piñera Echeñique, Presidente de la República
Senadores de Chile
Presente:
Nos dirigimos a ustedes como familias de niñas y niños alérgicos alimentarios, para dar a conocer nuestra oposición a que el CPTPP (mayormente conocido como TPP11) sea aprobado sin discusión de temas vitales para nuestros hijos e hijas; Semillas Nativas y Tratamientos Médicos de Alta demanda económica.
Antes que todo, consideramos importante contextualizar para ustedes nuestra realidad actual.
En Chile y el mundo las enfermedades alérgicas han ido en preocupante aumento. En nuestro país, según cifras del Ministerio de Salud, hasta un 5% de la población infantil menor de un año padece alergia a la proteína de la leche de vaca (APLV), cifra que no considera a todos los niños y niñas mayores de esa edad, y/o que presentan síntomas al enfrentarse a otros alimentos, lo que es diagnosticado como Alergia Alimentaria Múltiple (AAM). Si incluyéramos a toda la población alérgica que no se está considerando en dichos parámetros, estaríamos manejando una cifra sustancialmente mayor, actualmente desconocida por falta de estudios epidemiológicos. Cualquier chileno está expuesto a engrosar esta estadística.
La Alergia Alimentaria es una respuesta extrema del sistema inmune ante algún alimento que el cuerpo detecta como amenaza. Los efectos de esta respuesta inmunológica, que se puede generar con la ingesta, inhalación o tacto con el alimento alérgeno, produce en cada niño diversa sintomatología, entre la que se encuentran:
- Reflujo, cólicos, deposiciones líquidas, con gran mucosidad, con sangre, estitiquez que no cede bajo los tratamientos regulares, distensión abdominal, vómitos explosivos.
- Rash cutáneo, dermatitis atópica, heridas muy difíciles de tratar en la zona de pañal.
- Bronquitis, laringitis, inflamaciones de vías respiratorias altas o bajas, que pasan a ser crónicas. Apneas.
- Problemas de sueño (algunos con tratamiento farmacológico de Melatonina), irritabilidad, llantos inconsolables.
- Retrasode crecimiento y/o bajo peso. En los más pequeños, problemas en el desarrollo psicomotor. En niños en edad escolar alteración de la conducta, mientras se transita el proceso de desintoxicación del alérgeno en todos los sistemas de su cuerpo.
- Anafilaxia(reacción alérgica grave, potencialmente mortal si no se reacciona a tiempo con protocolos médicos de urgencia).
Un niño o niña diagnosticada con alergia alimentaria debe realizar una dieta de exclusión estricta, que tal como su nombre lo dice, excluye aquellos alimentos que desencadenan la reacción alérgica.
En el caso de los alérgicos alimentarios lactantes, los especialistas tratantes recomiendan que se prolongue la lactancia materna el mayor tiempo posible, como factor protector, dado el gran número de beneficios conocidos. La madre, por su parte, debe replicar la dieta con las mismas restricciones alimentarias para poder continuar con la lactancia, la que muchas veces, se transforma en parte principal y fundamental del tratamiento. Cuando no es posible continuar con la lactancia materna, de manera exclusiva o no, se debe recurrir al uso de fórmulas lácteas especiales altamente hidrolizadas o aminoacídicas, según la severidad de cada caso, debiendo probar varias opciones hasta encontrar la fórmula medicamentosa que tolere cada niño.
A lo anterior, se suma la dificultad de encontrar alimentos inocuos, puesto que los alimentos procesados tienen altas dosis de alérgenos (conservantes, estabilizantes, colorantes, saborizantes, sulfitos, aspartamo y más). Reconocemos que los alimentos procesados industrialmente son económicamente más accesibles, se dispone de ellos en prácticamente cualquier lugar, y su duración es prolongada en comparación a los alimentos naturales. Sin embargo, tienen un altísimo costo respecto a la casi nula posibilidad de ser tolerados por el organismo ya dañado con la alergia, y dando mayores posibilidades también, a que personas sin esta condición alimentaria puedan desarrollarla.
Entonces surge la interrogante ¿qué comemos al recibir el diagnóstico? La respuesta: alimentos biológicos naturales, sin intervención. Aunque pareciera ser una solución fácil, no lo es, pues es en este punto que nuestras familias se enfrentan a un nuevo enemigo, los agroquímicos. Es factor común entre nuestros hijos que sufran reacción alérgica con un alimento “natural” industrializado, por ejemplo una manzana, pero no sufren lo mismo si consumen una manzana biológica sin intervención, dejando en evidencia que los procesos a los que son expuestos los alimentos que consumimos (incluso la alimentación de los animales para consumo humano), sí afectan el modo en que nuestro organismo los recibe, y por ende, nuestra salud.
Sobre todo al inicio de la dieta de exclusión, se hace imprescindible contar con alimentos inocuos, naturales, orgánicos, pues es en esta etapa en que se busca estabilizar a nuestros hijos e hijas de su alergia, detectar cada uno de los alimentos que desencadenan las diversas manifestaciones que presenten como reacción alérgica, y permitir un desarrollo psicomotor, emocional y educacional óptimo, en una etapa vital tan condicionante como lo es la primera infancia.
Otro punto fundamental para nuestras familias es el acceso a los medicamentos. Parte importante del tratamiento de una persona alérgica son los medicamentos, pues puede requerir apoyo nutricional (suplementos como hierro, vitamina d, vitaminas del complejo b, entre otros), tratamiento sintomático (antihistamínicos y corticoides orales o inhaladores), tratamiento de emergencia (epinefrina/adrenalina inyectable para aquellos casos severos), así como también inmunoestimulantes, probióticos, etc.
El proceso de encontrar el tratamiento médico apto tampoco deja de ser un largo camino, puesto que la industria farmacéutica formula medicamentos pediátricos con colorantes, saborizantes, aromatizantes, estabilizadores y otros químicos que hacen difícil su adaptación como real forma de reestablecer la salud, provocando muchas veces reacciones alérgicas peores que la que se busca tratar, impidiendo el correcto acompañamiento farmacológico a quienes padecen esta condición.
A esto, sumar la posibilidad latente de la ampliación de las patentes comerciales de fármacos, lo que traería consigo, por ejemplo, la imposibilidad de contar con medicamentos genéricos en un lapso de tiempo “prudente”, permitiendo precios altos justificados por las nulas opciones de adquirir productos homólogos, lo que claramente significa una barrera en el acceso a dichas prestaciones de salud, situación que ya vivimos con fármacos como el EPIPEN, lo cual con este tratado podría agravarse aún más.
Es necesario que conozcan el caso de Estados Unidos, que a partir del Gobierno de Barak Obama, aseguró la distribución de Inyectores EPIPEN, medicamento inyectable que salva la vida en casos de Shock Anafiláctico, en todas las escuelas. Esto lo constituyó como una política estatal, debido a que su hija Malia es Alérgica Alimentaria, específicamente al Maní, para que lograran salvarle la vida en caso de Anafilaxia.
Estas son algunas de las condiciones actuales contra las que debemos luchar por estabilizar la salud de nuestros hijos e hijas. En el caso que ustedes no nos escuchen y decidan transar los Derechos Humanos de nuestros hijos, todos estos esfuerzos volverían al comienzo, como cuando recibimos el diagnóstico y enfrentando una gran incertidumbre por las nuevas condiciones a las que nos veríamos enfrentados. Esto afectaría también a los niños mayores que ya han logrado tener una vida normal, con una alimentación sin las restricciones alimenticias dramáticas como es al comienzo del diagnóstico.
En cuanto al UPOV91, que penaliza el cultivo, trueque y reproducción de semillas no patentadas, este va en directa relación a que nuestros hijos no tendrán acceso a alimentos libres de manipulación genética, ni agrotóxicos. Quisiéramos expresarles fervientemente que al permitir la manipulación genética de los alimentos humanos, cuyas mutaciones no son precisamente predecibles, nuestras familias no podrán acceder a una alimentación segura, los alimentos frescos a los que accederemos en las ferias libres, cuya estructura molecular será desconocida, no serán precisamente confiables, y todo el proceso cuidadoso, metódico, y lento que significa estabilizar a un niño o niña con alergia alimentaria, y todos estos años de construcción de protocolos de alimentación segura, serán en vano. Por lo tanto, literalmente, nuestros hijos e hijas no tendrán alimentos inocuos para comer.
Solicitamos a ustedes que investiguen los efectos nefastos ya observables en México, Argentina e India, al haber incorporado el UPOV91 antes que Chile. Ya se reportan casos a nivel mundial de alergias a alimentos transgénicos.
Podríamos entender que el Derecho Intelectual de las Empresas de semillas para la Agroindustria, y que ustedes como gestores de las leyes que afectan, tanto de la Economía Local, como la de Comercio Exterior, aportarían algún grado de beneficio económico al país. Sin embargo, nuestras demandas deben primar porque son Derechos Humanos los que están en sus manos, y que deben votar en Negativo de este Acuerdo Económico tal como está presentado. En ese contexto, debe primar la garantía del derecho fundamental a la alimentación de nuestros hijos, negociando que se nos permita cultivar, trocar y reproducir las semillas ancestrales, nativas y seguras que nuestros hijos ya han incorporado (y podrían incorporar) a su dieta base, como alimentos seguros.
Demandamos que:
- Se nos permita gestionar, crear y /o continuar con nuestras huertas agroecólogicas como parte del tratamiento de la condición alimentaria que tienen nuestras hijas e hijos alérgicos alimentarios. Esto debe aplicar para pequeños agricultores, agricultores orgánicos, huertas comunitarias y familiares.
- Se incorpore un registro de conocimiento público de los lugares con cultivo de Biotecnología, ya sean Transgénicos, CRISPR y patentados por las Empresas Multinacionales que en Chile tercerizan sus cultivos que ya están en funcionamiento. Esto es de principal relevancia para nuestros cultivos agroecológicos, ya que serían polinizados por los mismos vectores que visitan los cultivos transgénicos, haciendo una suerte de “contaminación cruzada” del desarrollo de nuestros alimentos frescos.
- NO se apruebe ni ratifique este tratado si no existe la capacidad de dar protección a las semillas que no han sido modificadas con Biotecnología, a las semillas nativas y ancestrales. Estas semillas no deberían ser parte de los Registros de Derecho Intelectual de las Industria de Semillerías Biotecnológicas, ni alcanzables por los derechos de obtentor de aquellas semillas transgénicas similares, ya que las Semillas Nativas son el alimento y tratamiento de nuestros hijos, que son cultivadas por los pequeños agricultores, los agricultores orgánicos y quienes sembramos en nuestros hogares.
- Ustedes deben asegurar el acceso a alimentos aptos, a medicamentos que muchas veces son vitales, a tratamientos farmacológicos que mejoran y cambian la calidad de vida desde el dolor, hacia una alimentación apta y sana, que con el CPTPP se nos negarían aún más que en la actualidad.
Las enfermedades alérgicas no discriminan según estrato social, ni cultural, ni económico. Le puede tocar a cualquiera. Por esto, no necesitamos más políticas que mermen nuestro derecho a consumir alimentos inocuos, nuestro derecho a acceder a la salud, nuestro derecho a la vida.
Firman la presente carta:
Alimentación Inclusiva ONG
Comunidad de Alérgicos Tribu Maipú
Somos Voz Alergias Alimentarias
Mamitas de Alérgicos Alimentarios V Región
Sociedad Civil de Familias Alérgicas Alimentarias de Chile