¡No más "embalse de toros" en Tlacotalpan!

¡No más "embalse de toros" en Tlacotalpan!
¿Por qué es importante esta petición?

Cada año, en el marco de las fiestas en honor de la Virgen de la Candelaria del 2 de febrero, se realiza en Tlacotalpan, Veracruz el llamado "embalse de toros". Este evento consiste en llevar a toros cebúes a la orilla del río Papaloapan donde los espera una multitud, en su mayoría alcoholizada, que comienza a lazarlos, a hostigarlos dándoles puntapiés, cinturonazos o hebillazos, a retorcerles el rabo y a maltratarlos de distintas maneras con el objetivo de que embistan.
En muchas ocasiones los toros han sido mutilados del rabo y de los genitales, picados con objetos punzocortantes e incluso asesinados por la muchedumbre en las calles de la ciudad.
Desde febrero del 2014 la ciudad cuenta con un Reglamento, promulgado por el Ayuntamiento, que establece una serie de medidas para que al toro “no se le maltrate demasiado”. Sin embargo, como han documentado activistas y periodistas que asistieron a los últimos dos “embalses”, el maltrato sigue existiendo y el comité que debería velar para que el reglamento se respete no cumple con su tarea.
El dolor, el maltrato y la violencia no pueden “regularse”: deben ser prohibidos y erradicados de nuestra sociedad, especialmente de festividades religiosas que deberían tener como objetivo inculcar en la gente valores positivos.
Los hechos de crueldad contra los toros que se repiten año con año en un estado como Veracruz, de por sí golpeado por la ola de violencia y de sangre, son aún más graves dado que Tlacotalpan recibió, en 1998, el título de “Patrimonio Cultural de la Humanidad” de la UNESCO.
Los promotores de la gran cultura popular del Sotavento, los artistas, los activistas y la gente sensible de todo el país nos negamos a seguir tolerando esta injusticia pues pensamos que la violencia genera violencia, por lo que ésta debe ser abolida y penada por ley.
Exigimos a las autoridades veracruzanas que el “embalse de toros” de Tlacotalpan no se siga llevando a cabo, pues el respeto por la vida está por encima de cualquier tradición. En su lugar pueden ser programadas actividades recreativas y culturales que no vulneren la integridad de ningún ser sintiente.
Fotografía: P.A.T.A.S.