Contra la explotación animal: santuarios

Contra la explotación animal: santuarios

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6 de julio de 2022
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Por qué es importante esta petición

Luego del escándalo de Black Jaguar White Tiger por compraventa y maltrato de animales silvestres, ayer, 5 de julio, la Profepa, en conjunto con la Unidad Metropolitana de Operaciones Especiales, encontró 190 felinos (leonxs africanxs, leonxs blancxs, tigres y tigresas, jaguares y pumas), 17 primates y 2 coyotes a quienes dice haber "rescatado" a pesar de que muchxs de esxs animales llegaron al seudosantuario en primer lugar entregadxs por la propia Profepa.

La Fundación Black Jaguar White Tiger solicitaba a través de su página oficial donativos de hasta $1,000 dólares mensuales, es decir $20,590 pesos, para la manutención de lxs grandes felinxs. Sin embargo, la fundación no contaba con planes de manejo de vida silvestre ni con condiciones aptas para la vida digna de lxs animales.

Por medio de una amplia evidencia aportada por extrabajadores sabemos que lxs cientos de grandes felinos se encontraban en un estado de abandono total: sin alimento, sin cuidados médicos y sin espacios adecuados para su subsistencia, con heridas expuestas y diversos niveles de desnutrición. Incluso, existen pruebas de que muchxs ya han muerto de hambre, algunxs  han sido asesinadxs, mientras que otrxs han llegado a devorarse entre sí.

Por ahora, la Seguridad de la Ciudad de México decomisó 177 felinxs, 17 monxs, cuatro perrxs, dos coyotes y dos asnxs. La Profepa entregará a lxs más de 200 animales a AZCARM (Asociación de Zoológicos, Criaderos y Acuarios de México A.C.) para que decidan su destino. Ahora el problema es que estxs animales no están siendo rescatadxs, probablemente sólo serán llevadxs a otro lugar de explotación, como zoológicos, donde seguirán siendo sometidxs a vejaciones y tratadxs como mero entretenimiento.

Además, diversas fuentes, incluida su propia cuenta de Instagram, afirman que sólo meses atrás había más de 400 animales, lo que sugiere la posibilidad de que, previo a la visita, casi 200 animales hayan muerto o hayan  sido vendidxs.

Bajo ningún concepto lxs animales silvestres deben vivir fuera de sus hábitats, sobre todo tomando en consideración que el cautiverio en estos espacios también está acompañado de explotación sexual, cosificación, secuestro y aprovechamiento económico a costa de la libertad, dignidad y felicidad de lxs animales de otras especies.

El problema no sólo es el mascotismo y el especismo de la opresión ejercida hacia lxs animales por Eduardo Serio (dueño de Black Jaguar-White Tiger) y otros personajes del escándalo de la compraventa de animales para sus colecciones personales, sino también el hecho de que estas prácticas son legales. La cuestión es que cualquiera pueda comprar legalmente un permiso sobre la vida de un animal silvestre, por lo tanto, el problema principal es la propia SEMARNAT y el gobierno mexicano que permiten la explotación animal y la favorecen bajo falsos discursos, como el de ayudar a animales bajo amenaza. 

Lo que poco se nos dice es que esxs animales provienen de la compraventa legal o ilegal que, a su vez, se da mediante la caza, siempre ilegal, y que no son reinsertadxs en sus hábitats sino forzadxs a la explotación sexual para seguir reproduciendo cachorritxs para fotografiar y vender. Lo que tampoco se nos dice es que ningún santuario o reserva reproduce animales, ni está abierto al público ni tiene actividades lucrativas, lo que significa que muchos lugares “se cuelgan” del título de “santuario” o “reserva”, pero no son más que centros de explotación animal.

A pesar de esto y ante el claro riesgo de que México se encuentre dentro de los primeros lugares en número de especies animales bajo amenaza, la SEMARNAT diseña y asigna permisos para la explotación animal mediante las UMAs (Unidades de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre) o PIMVS (Predio o Instalación de Manejo de la Vida Silvestre con fines comerciales) que convergen en: personas físicas o morales responsables o propietarixs de parques; zoológicos; espectáculos públicos, fijos o itinerantes; circos y predios e instalaciones que manejen vida silvestre fuera de su hábitat natural. Este tipo de estrategias gubernamentales son problemáticas, dado que tienen un enfoque utilitarista, así como antropocentrista sobre lxs animales, desde las cuales se busca el “aprovechamiento” de aquellxs a quienes no se entiende como seres sintientes sino como “recursos” para uso, entretenimiento y explotación, basándose así en una lógica que superpone los intereses humanos frente a los intereses de otras especies (este tipo de discriminación y fascismo se denomina especismo).

No existe forma de justificar espacios y explotación como la de Black Jaguar-White Tiger, los zoológicos, las granjas escuela o cualquier otra instalación en la que se obtiene cualquier beneficio de animales de diversas especies.

Lxs animales silvestres no deben convivir con humanxs, no sólo porque lxs humanxs lxs maltratan, sino porque no está dentro de los propios intereses de lxs animales tener una vida en cautiverio, con una alimentación forzada y en condiciones de esclavitud.

Lo que se necesita urgentemente son santuarios reales, libres de toda explotación animal, en los cuales no se separen a lxs cachorrxs de sus madres para tomar videos con celebridades ni en donde convivan en mismos espacios reducidos animales de distintas especies, con fines de exhibición.

Exigimos santuarios regulados por la Federación Global de Santuarios de Animales (GFAS); quien define un santuario como una instalación que rescata y proporciona refugio y cuidados a lxs animales que han sido abusadxs, heridxs, abandonadxs o que están necesitadxs de alguna otra manera. Que sigan la normatividad de que en un santuario no puede haber comercio, ninguna investigación invasiva o intrusiva, ninguna visita pública sin compañía de lxs encargadxs, ni contacto con animales salvajes y no puede haber animales para exhibición, terapias o educación.


Exigimos el cese de toda caza y secuestro de animales de sus entornos de origen, así como el cese de la deforestación que lxs obliga a salir de sus ecosistemas. Exigimos también que lxs animales que no puedan ser reinsertadxs a sus hábitats sean remitidxs a santuarios regulados bajo la responsabilidad económica y social del gobierno, sin prácticas especistas y con asesoría imprescindible de especialistas antiespecistas en ética animal. 

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