NO a la declaración de Bien de Interés Cultural de Rehalas y Monterías en Extremadura

NO a la declaración de Bien de Interés Cultural de Rehalas y Monterías en Extremadura
Por qué es importante esta petición
Encerrados en furgonetas o en minúsculos remolques, decenas de perros son trasladados en las conocidas como “rehalas”. Ahora, la Asamblea de Extremadura se está planteando, a petición de Ciudadanos, que las monterías y rehalas sean declaradas como “Bien de Interés cultural”. Hace ahora un año todos pudimos ver escandalizados cómo 12 perros y un ciervo se despeñaban en esta misma comunidad, en la localidad de Herreruela en Cáceres. Lo que ocurrió despertó una tremenda ola de indignación en todo el país, y se planteó la continuidad de la actividad. Fue un rechazo social unánime, sin precedentes, que ahora la Asamblea de Extremadura quiere evitar que vuelva a producirse “blindando” la actividad tras declararla como BIC - bien de interés cultural.
Otro de los argumentos que hemos planteado las organizaciones que nos oponemos a esta declaración de bien de interés cultural está la imposibilidad de asegurar que estos perros no ataquen a especies legalmente protegidas. Estos animales son seleccionados y se potencia su agresividad contra animales silvestres, lo que pone en peligro a especies amenazadas como ya ha ocurrido por ejemplo con, al menos, un lince en Córdoba. También dos perros han matado a un cachorro de lince en la provincia de Sevilla, y estamos convencidos que hay más casos que no llegan a trascender para evitar un mayor revuelo.
Por otro lado, las condiciones en las que viven estos animal son horrorosas: suelen pasar la mayor parte de su tiempo en espacios muy reducidos y con poco contacto con el ser humano, algo que les repercute muy negativamente. Con frecuencia no se cumplen los requisitos básicos para el bienestar de los animales: no siempre se encuentran sanos, bien alimentados, y sufren de miedo, dolor o estrés.
Quienes son favorables a blindar estas rehalas aluden a la relevancia económica que genera la actividad cinegética, pero se olvidan de cómo perjudican estas cacerías al desarrollo de otras actividades más rentables como el turismo rural o el daño economico que producen estos perros que llegan a matar ganado de la zona.