
No queremos canchas ni parques en el río Santa Catarina

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El Santa Catarina es un ecosistema propio que da mucha vida a la ciudad.
Si bien en el tramo urbanizado de Monterrey la mayoría sólo ve piedras, tierra y basura, bastarían unos cuantos pasos rumbo al Parque España para constatar lo contrario.
Mientras la garza posada en la rama de un sauce mira cuidadosamente a los invasores, es fácil advertir que el ruido de la ciudad desaparece cuando se camina por el lecho del río. Sólo alguna sirena de patrulla o ambulancia altera el ligero murmullo del arroyo.
“Como lo vemos todos los días ahí no reparamos en todo lo que pasa en el río, que es todo un sistema viviente”, refiere Antonio Guzmán Velasco, director de la Facultad de Ciencias Biológicas en la UANL.
EL AGUA, EL ORIGEN
La garza blanca es quizás el ave que más destaca cuando uno voltea la vista al Santa Catarina. Pero cuando se baja al lecho del río, a la altura del puente López Mateos, es posible apreciar una parvada de patos nadando tranquilamente mientras que una tortuga de casco suave toma el sol.
La variedad de árboles y plantas que conviven en el río es todo un tema aparte. Desde sabinos, sauces, álamos, retamas y huizaches sirven de refugio para una amplia variedad de aves y mamíferos que coexisten en los más de 45 kilómetros que se alarga el río.
Si bien el tramo que recorre por el centro de la ciudad es el más seco, el río empieza a reverdecer a la altura del Parque España, para convertirse en todo un bosque cerca de llegar a la caseta de cobro de la autopista a Cadereyta.
Vecinos de la colonia Valle de las Sabinas, en Guadalupe, recuerdan que hasta hace algunos años bajan al río a pescar sardinas, que asadas al carbón se convertían en una delicia.
“Se confunde al río Santa Catarina con un río muerto pero no es así, está seco en algunas partes, pero el río es muy importante para controlar el ecosistema de la ciudad”, señala Guillermo Martínez Berlanga, integrante del Comité Ecológico Probienestar.
SERVICIOS AMBIENTALES
Aún con su basura, los segmentos de tierra suelta y las descargas residuales que llegan, el Santa Catarina presta una amplia serie de beneficios ambientales a Monterrey y a los seis municipios por los que pasa.
Su vegetación es un pulmón natural para dotar de oxígeno a Monterrey, es un control natural de escurrimientos de agua en la ciudad; gracias a su vegetación se capturan las partículas contaminantes del aire, conserva especies nativas de flora y fauna, además de ser un factor principal para la regulación del clima para el área metropolitana.
“Es como el sistema circulatorio, si usáramos una analogía sería eso: es el conducto por donde va el control de la humedad que genera microclimas. Hay partes donde hay pura piedra, hay otras verdes, la verdad es que el río se defiende”, opina Guzmán Velasco.
ECOCIDIO LATENTE
La canalización del Santa Catarina ha sido un punto polémico en los últimos años. Tras el paso del huracán Alex se hicieron una serie de obras hidráulicas con el fin de otorgar un afluente al río y así evitar, una vez más, un futuro desbordamiento de su corriente.
Si bien se habla de dotar al lecho del río de nueva cuenta con actividades recreativas, la Secretaría de Desarrollo Sustentable ha elaborado un programa ambicioso de regeneración, canalizar su afluente con cemento bien podría considerarse como un ecocidio para la ciudad.
Nacido en los cañones de La Huasteca y culminando en Cadereyta, el río ha sido protagonista de versos (Alfonso Reyes escribió sobre él), de corridos, de crónicas periodísticas; así como de las mayores catástrofes para la ciudad, en particular la inundación de 1909 provocando la muerte de cuatro mil personas.
“Las autoridades en lugar de protegerlo lo invaden, lo agreden, han convertido burradas increíbles como cuando el alcalde Felipe de Jesús lo privatizó. Afortunadamente la naturaleza le cobró su factura”, expresa Martínez Berlanga.
LOS OTROS DUEÑOS DE LA VÍA FLUVIAL
La información de las especies de fauna y flora enlistadas concentra lo recopilado hasta antes del huracán Alex, que pasó por la entidad en julio de 2010.
Árboles
Sabino
Sauce
Álamo
Retama
Tronadora
Huizache
Mezquite
Anacahuita
Nogal
Jaboncillo
Peces
Sardina (rojiazul, plateada y rayada, ésta última endémica)
Carpa
Bagre de canal
Mojarra (agallas azules, copetona y tilapia)
Anfibios
Sapo cavador
Sapo con espuelas
Rana verde
Rana toro
Rana leopardo (endémico)
Reptiles
Tortugas (de fango, de casco suave, del desierto)
Iguana de collar
Camaleón
Lagartija de los árboles
Lagartija rayada (endémica)
Víbora negra
Coralillo
Falsa coralillo
Culebra de agua
Aves
Pato de collar
Chachalaca
Codorniz (cotui y escamoza)
Ibis brillante
Garza blanca
Gavilán
Halcón peregrino pescador
Gaviota
Martín pescador
Colibrí
Búho cornado
Mamíferos
Tlacuache
Armadillo
Liebre cola negra
Conejo matorralero
Ardilla terrestre
Coyote
Zorrillo
Lince
Fuente: Facultad de Ciencias Biológicas de la UANL
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