Que se escuche a Marcel Nos, se respete su voluntad y se restituyan las condiciones de su vida a las anteriores a 28 de mayo de 2015
Que se escuche a Marcel Nos, se respete su voluntad y se restituyan las condiciones de su vida a las anteriores a 28 de mayo de 2015
Por qué es importante esta petición
Porque, con 13 años, Marcel pide ser escuchado y exige ser tratado como SUJETO y no OBJETO de derecho, a partir de ahora y para siempre.
Porque de la ejecución (mayo 2015) de una sentencia de derecho de Familia (julio 2014) no puede resultar una situación de vulneración de derechos del menor cuyo interés superior debe prevalecer sobre cualquier otro.
Porque en la vista cuya sentencia resultante se ejecutó el 28 de mayo 2015, no se escuchó a Marcel por no tener 12 años, faltando diez días para que alcanzara dicha edad, en un procedimiento iniciado en 2011
Porque en la sentencia ejecutada es patente la contraposición de criterios entre los de los juzgadores y los de la resolución administrativa de la DGAIA (Generalitat de Catalunya). Para DGAIA (2013) el interés del menor pasa por ser escuchado, finalmente siendo restituido el menor con el padre al hacer prevalecer su voluntad de no querer vivir con la madre. Se evidencia el fracaso de la supuesta "terapia reparadora del vínculo materno-filial" aplicada por técnicos de la Administración (la terapia se convirtió de hecho, según la propia DGIAIA en "... acción coactiva sin duda perjudicial para el menor que podría representar una vulneración de sus derechos"). Para los juzgadores en cambio DGAIA actuó "... con dejación de sus responsabilidades" y se optó por desestimar la demanda de custodia compartida realizada por el padre y dar todo el poder a la madre sin preguntar al menor. La sentencia consolida la custodia para la madre y exige al menor que viva con el progenitor custodio cuya convivencia él rechaza, retroalimentando el conflcto. ¡A los 13 años no es el momento de forzar la convivencia!
Porque los vínculos emocionales, ya sea entre padres e hijos o en otro tipo de relación, agraden o no a terceras personas, no pueden ser modulados a voluntad ni de jueces, ni fiscales, ni políticos, ni abogados, ni técnicos, a riesgo de ocasionar aún más daño y favorecer la irreversibilidad del vínculo roto o afectado. Menos aún cabe actuar de tal forma desde la coacción, el miedo o el castigo y menos en la adolescencia. Quizá la Juez no apreció esta circunstancia, priorizando sólo su voluntad de dar un "capón" o aviso a DGAIA (tampoco una condena, porque no era parte), cambiándole la vida a Marcel a quien no quiso escuchar. .
Porque en definitiva Marcel ha sido tratado como un OBJETO y no como un sujeto de derecho y nadie puede forzar a nadie, ni siquiera el progenitor custodio, a vivir en condiciones penosas e incómodas, mucho menos que vulneren derechos fundamentales.