¿Por qué tantas facilidades para que unos cuenten y otros conozcan cosas de nuestra vida sin nuestra participación? Es cierto que las etiquetas pueden ser eliminadas, pero debe ser una acción expresa y, además, no evita que hayan sido difundidas.

Al margen de “publicar” nuestra vida a golpe de etiquetas, éstas pueden ocasionar problemas añadidos por un uso desafortunado, imprudente, negligente o malintencionado. Pueden surgir daños graves e incluso crearse acciones de ciberbullying, amenazas, difamaciones... En http://www.etiquetassinproblemas.com se cuentan algunas de esas situaciones en vídeos de animación.

Por estos motivos solicitamos a las empresas responsables de redes sociales dos medidas complementarias y/o alternativas:

1) Que exista una configuración de privacidad relativa a las etiquetas, que inicialmente (por defecto) esté en su modo más restrictivo para todos los/as usuarios/as o al menos para los/as menores de 18 años; y que nos permita elegir quién puede etiquetarnos.

2) Que avise al usuario cuando es etiquetado, pidiéndole además permiso expreso para publicar y notificar la etiqueta (siempre y en todo caso antes de hacerla visible a los demás).

Más información sobre esta campaña en http://www.etiquetassinpermisono.com/ y en Twitter con el hashtag #ETIQUETASsinpermisoNO