Las personas que tartamudeamos tenemos voz, pero las palabras se nos quedan mudas. Tenemos piernas, pero las barreras de comunicación nos impiden avanzar. Tenemos ojos, pero no vemos lo excepcionales que somos. Y ante todo, somos personas, aunque muchas veces la tartamudez, nos arranque lo más preciado del ser humano, nuestra propia voluntad.

Es momento que el mundo nos preste atención, que definitivamente se nos concedan y respeten todos los derechos correspondientes a todos los ciudadanos, independientemente del tiempo que tardemos en hablar.

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La Fundación Española de la Tartamudez es una fundación declarada sin ánimo de lucro y asistencial por orden ministerial de junio de 2002, cuya misión es ayudar a todas aquellas personas y familiares que se encuentran afectadas de tartamudez para intentar mejorar su calidad de vida y su plena integración social y laboral. Esta viene siendo nuestra lucha diaria y constante desde hace más de 12 años. Si bien, después de muchos éxitos, necesitamos llegar más allá llevando esta petición a Estrasburgo y al Congreso de los Diputados: La Normalización de las personas que tartamudeamos.

Se estima que entre un 1% y un 2% de la población adulta y alrededor de un 5% de la infantil están afectadas de tartamudez. Pero sorprendentemente, a día de hoy, la tartamudez sigue siendo un injusto motivo de exclusión laboral y social. Las personas afectadas por la tartamudez son frecuentemente excluidas en sus entrevistas de trabajo pese a estar totalmente capacitadas por única y exclusivamente dicha razón, siendo esto causa de aislamiento social y laboral del afectado que, sin posibilidad de ninguna solución o salida, acaba sumido una fuerte presión psicológica difícil de asumir, la cual puede desembocar en graves problemas psicológicos. Además la tartamudez sigue siendo una característica muy lejos de estar aceptada en el entorno escolar, siendo un frecuente foco de bullying, o lo que es lo mismo, miles de niños y adolescentes en nuestro país a los que no se les permite ser felices por el simple hecho de sufrir tartamudez. En muchos casos, tanto adultos como adolescentes, llegan a sufrir el tan penoso “suicidio social” que consiste en evitar la relación con los demás con tal de no ser expuestos a posibles críticas, mofas o comentarios.

Para evitar estas tristes e injustas situaciones necesitamos la creación de una ley que otorgue a las personas que tartamudeamos las mismas oportunidades y mismos derechos que cualquier otra persona en cuanto a su integración social y laboral, independientemente del tiempo que tarde en hablar. Lo importante es lo que se dice, no cómo se dice.

Además creemos firmemente en la necesidad de una campaña informativa a nivel estatal y con difusión en todos los medios de comunicación tanto privados como públicos donde se refleje que la normalidad pasa por la diversidad y que la tartamudez no es óbice para ejercer cualquier empleo con la misma dedicación y resultado que cualquier otra persona.

Por favor, ayuda a resolver esta injusticia, firmando esta petición.
¡¡¡Danos tiempo, déjanos hablar...ESCÚCHANOS!!!

Eternas gracias por tu inestimable ayuda.