En nuestro país hay más de 46 mil muertos por Covid-19, pero podrían ser más 120 mil de acuerdo con estimaciones serias y científicas reconocidas por la misma autoridad de salud. Somos pues un país con mucho dolor acumulado, con miles de familias de luto, más las que se acumulen en los días siguientes, por tanto, sería una enorme falta de respeto y una gran imprudencia organizar una fiesta de independencia que ofenda, que lastime, que vulnere el dolor de las familias enlutadas. El 15 de septiembre debería haber una ceremonia luctuosa, no una fiesta, una ceremonia donde se guarde un minuto de silencio por los muertos y donde se refleje la empatía de un gobierno sensible y cercano a sus gobernados.