Desde hace 2 años y 7 meses mi hija Alina se encuentra recluida en la prisión de La Mesa en Otay de Tijuana por haberse defendido de su maltratador y hacer uso de su derecho por legítima defensa. 

Las autoridades NO han escuchado su declaración y tampoco hay fecha para su juicio, la mantienen encerrada con el argumento de que podría fugarse ¡pero ella fue quien llamó y se entregó!

Ella estudió, al igual que su ex esposo, para ser oficial de policía y esta institución no ha hecho más que revictimizarla y vulnerar sus derechos, siendo parte de la violencia sistémica del Estado que viven todos los días las mujeres. Abonando a su revictimización, Alina fue exhibida por las autoridades y medios locales al publicar su nombre completo y fotografías de ella sin su consentimiento; todo con tal de desvirtuar su historia. Historia que ni siquiera ha tenido oportunidad de contar. 

¡No es justo que culpen a la víctima por defenderse y la castiguen como lo están haciendo! Ella acudió a las autoridades para demostrar el maltrato que sufría y nadie la escuchó. Ella sólo se defendió. La verdad, ya no sé qué más hacer; como madre, me encuentro desesperada. 

Pido a las autoridades judiciales del estado de Tijuana, como la Fiscalía General del Estado de Baja California y su fiscal Ricardo Iván Carpio Sánchez, que liberen a mi hija, den fecha de su audiencia y que todo su proceso legal sea tratado con perspectiva de género. FIRMA Y COMPARTE.