A las ministras de Sanidad y de Inclusión y Seguridad Social, a todos los altos cargos, sindicatos y aquellos probos funcionarios públicos que, con su inacción y falta de empatía, no atienden las necesidades de sus conciudadanos contribuyentes.

Con la Covid como escudo y paraguas exculpatorio, la atención presencial e incluso telefónica para realizar gestiones ante las Administraciones Públicas se ha convertido en los dos últimos años en un auténtico agujero negro, un vacío tan inexplicable como dañino para la vida ordinaria de los contribuyentes.

El "vuelva usted mañana" ha sido sustituido por contestadores automáticos impersonales que llevan a bucles sin fin. Y en muchísimas ocasiones, a órdenes para resolver online las gestiones, un objetivo inalcanzable para un elevado porcentaje de ciudadanos que se enfrentan a páginas tan poco amigables como comprensibles.

En la Seguridad Social, por ejemplo, es imposible lograr una cita. Ni presencial, ni telefónica. Y resulta especialmente lacerante comprobar que no parece haber mucha actividad ni estrés laboral en esos edificios públicos a los que, con suerte, se logra a veces acceder para recibir como respuesta el "tiene que hacerlo online" o vuelva a pedir cita, le falta un documento.

Exigimos ser atendidos por los funcionarios como ellos son atendidos en otros servicios .

¿Por qué la Administración es el único sector en el que los trabajadores aún no han regresado a sus puestos de trabajo más que un porcentaje testimonial? ¿Por qué no se atienden las peticiones para conseguir citas?

"Somos contribuyentes, no idiotas". Si el Gobierno obligó a los bancos a reaccionar tras el "somos mayores, no idiotas",  ya es hora que se aplique el cuento y no nos traten como borregos.