La historia es cíclica, qué duda cabe. Diversas fuentes religiosas, filosóficas e incluso matemáticas han postulado el carácter circular del tiempo.

El judaísmo ha acuñado la frase “recordar, recordar, jamás olvidar”.

Esta expresión no guarda relación con la venganza, sino con estimular el estudio de la historia para que la tradición oral se encargue de recordarnos que los tiempos pasados no siempre fueron mejores, que no debemos dar por sentado el bienestar de nuestro presente y menos dar por asegurado un mejor futuro.

En 1898, en un acto de justicia y verdad, Émile Zola, escritor francés cercano a la izquierda y de ideas socialistas escribió el artículo J´accuse (Yo acuso). De forma valiente y frente a la indiferencia de la sociedad, expone el caso Dreyfus, en donde un militar francés de religión judía es acusado de forma infundada de alta traición, en un caso alentado por el antisemitismo que circulaba en parte de la sociedad y política francesa de la época. El artículo de Zola expuso a toda la sociedad francesa la injusticia en la condena de 35 años de cárcel a Alfred Dreyfus, quien luego de un largo proceso fue indultado.

Al igual que lo hacen los virus, el antisemitismo ha mutado. Hoy los instigadores se escudan en el “anti sionismo” en frases aprendidas y repetidas tales como “los sionistas son agentes del estado de Israel”, “los nuevos nazis”,  el ‘plan andina” y un sinnúmero de otras carcasas.

¿Es sorprendente que en el año 2021 en Santiago de Chile, se esté viviendo un nuevo caso Dreyfus? El carácter circular del tiempo dicta un rotundo NO.

Por eso hoy la inmensa mayoría de los judíos de Chile invocamos al antídoto que nos regala la historia, y tal como lo hizo Émile Zola;  hoy “Yo acuso” de antisemitismo a Daniel Jadue. Un líder, que utilizando su tribuna pública, su poder político y la retórica, se ha encargado de denostar a todos los judíos, ocultándose en las máscaras del “anti sionismo”, azuzando a las masas con declaraciones como “la comunidad sionista de Chile ha comprado los medios de comunicación”, “los sionistas son agentes del estado de Israel” y camuflándose de forma cobarde en el escudo de “tengo amigos judíos” o atacando con declaraciones infundadas al Instituto Hebreo. Un personaje con un currículum extenso de antisemitismo, que data de sus tiempos escolares y que no han hecho más que exacerbarse con el pasar del tiempo.

Y a sus defensores les decimos no se confundan. Les manifestamos inequívocamente, rotundamente y con absoluta convicción que este acto no lo hacemos desde una trinchera política o por un acto corporativo. Estamos unidos en este mensaje de forma transversal, con la frente en alto, desde la historia que nos une. Distintas corrientes religiosas, políticas, filosóficas que abarcan toda la diversidad de la que sentimos orgullo y nos fortalece.

Conocemos como finalizan las historias de odio y, es por eso, que acudimos a ti Émile, que con tu valor pudiste hacer un cambio.

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