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Con tu aportación y aceptación podrás ayudar a contribuir en la eliminación del estigma de la salud mental, reduciendo los niveles de malestar significativos en afectados por trastornos mentales, ya que al reetiquetar la designación de “Trastorno mental” ayudarás a la desestigmatización de la misma. Además, el sistema de clasificación resulta ambiguo, procedente del vestigio psicoanalítico que sugería que la enfermedad psiquiátrica era psicógena, es decir, una enfermedad de la mente (Shorter, 2011). En la actualidad, los trastornos se consideran como neurobiológicos, es decir, tienen una base biológica.
INTRODUCCIÓN
Este debate surgió a raíz de que Thomas Szasz, un médico psiquiatra autor del libro publicado en el año 1961 que lleva por título “El mito de la enfermedad mental”, el cual resultó ser mediático, aclamado y criticado, por tanto, más adelante decidió subir un artículo aclaratorio con el nombre de “El mito de la enfermedad mental: 50 años después”, en el que (Szasz, 2011), refirió que, si todas las condiciones ahora llamadas 'enfermedades mentales' resultaran ser enfermedades cerebrales, no habría necesidad de la noción de enfermedad mental" y el término se volvería vacío de significado.' Por lo que (Shorter, 2011) expuso que la psiquiatría actual recurre a la neuroimagen con tal de entender el origen de los trastornos, además, refirió que la tendencia actual en la psiquiatría era indagar y catalogar las enfermedades mentales como cerebrales, ya que el término “mental” carecía de significado al ser una terminología ambigua, lo que expuso que el sector de la salud mental prefería llamarlas “enfermedades psiquiátricas”, lo que sugiere enfermedades cerebrales tan orgánicas como el Parkinson. Aunque dicha información ya fue referida por el National Institutes of Health (US) en el año 2007, en el que se puso de manifiesto que las líneas entre las enfermedades mentales y otros trastornos cerebrales estaban desapareciendo un poco debido a la presencia de cambios en la estructura del cerebro, en la química y en su función, por lo que se sabe que hay una base biológica y se pretende minimizar la distinción entre enfermedades mentales y neurológicas.
¿QUÉ SE PRETENDE CONSEGUIR CON LA PETICIÓN?
· Reconsiderar la etiqueta de trastorno mental con el fin de quitar los estigmas, ya que dicha clasificación resulta ser de carácter ambiguo y no refleja la realidad de la etiología del trastorno, generando malestar en los afectados. Es sabido que la sociedad estigmatiza lo mental y por ende los pacientes pueden presentar una menor confianza en sí mismos, sentimientos de rechazo, de culpabilidad y de sufrimiento. Es esencial reclasificar dichos trastornos para reducir la discriminación evidente, ya que hay suficientes avances científicos para llevarlo a término.
· Dar a conocer que las psicopatologías son neurobiológicas.
· Matizar en el Trastorno Obsesivo Compulsivo con el fin de pedir más accesibilidad de costes en los tratamientos y obtener subvenciones por tal de hallar nuevas terapias y hallar la causa directa del mismo.
· Abolir las distinciones entre trastornos mentales y neurológicos debido a que la mente se encuentra en el cerebro, es decir, no hay mente sin cerebro y la distinción orgánica y funcional es indistinta, ya que todos los órganos presentan funcionalidades.
TRASTORNO PRESENTADO: TRASTORNO OBSESIVO COMPULSIVO TOC.
El TOC es un “trastorno mental” debilitante, en el que por desgracia no hay tratamientos farmacológicos efectivos para todos quienes lo padecen, tal y como evidencia QIMR Berghofer Medical Research Institute. “Las intervenciones farmacológicas actuales carecen de especificidad y solo reducen significativamente los síntomas en una parte de las personas con TOC. Eso significa que muchas personas no reciben la ayuda que necesitan para los síntomas que pueden ser graves y disminuir significativamente la calidad de vida. Necesitamos urgentemente intervenciones terapéuticas seguras y más efectivas”. Se debe incidir en que hay trastornos obsesivos compulsivos más instaurados que otros, aunque esto no es de extrañar, ya que es algo que ocurre con todas las patologías existentes, por lo que hay afectados que pueden llevar una vida normal, mientras que hay otros que les dificulta mucho el día a día y deben solicitar una pensión por incapacidad permanente, cosa que no es agradable para quien la solicita, ya que el sujeto se ve imposibilitado para trabajar, mermando su autoestima y su autonomía.
Para mostrar objeción, se compartirán evidencias del deterioro de vida que puede mostrar un afectado por Trastorno Obsesivo Compulsivo mediante estudios científicos varios, menciones a la Organización Mundial de la Salud y al Congreso Virtual Internacional de Psiquiatría, Psicología y Salud mental. En referencia a la última mención, (Gómez Peinado, et al., 2018), pusieron de manifiesto que, “según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el TOC ocupa, de hecho, el décimo lugar entre las enfermedades más incapacitantes”. Además, en dicho informe se atribuyó que “el TOC es una patología mental de curso crónico e invalidante”.
No obstante, los medios audiovisuales han utilizado dicho trastorno para hacer del TOC una parodia, en el cual se le quita toda la credibilidad existente, lo que sería inimaginable si se tratara de una “enfermedad física” reconocida y aceptada. Ahora bien, se hallan diversos estudios que refieren que los trastornos “mentales” también son físicos.
Sin ir más lejos, se hallan varios estudios que defienden lo expuesto anteriormente. El primer estudio, se remonta al año 2012 que tiene como título “Time to end the distinction between mental and neurological illnesses” que en español se traduciría como “Es hora de acabar con la distinción entre enfermedades mentales y neurológicas”. Este estudio, fue realizado por (White et al. 2012) en el que se puso de manifiesto que mediante los metaanálisis se ha conseguido demostrar que las anomalías cerebrales estructurales están presentes en la esquizofrenia, trastorno afectivo bipolar, trastorno depresivo recurrente, trastorno por estrés postraumático y finalmente por el trastorno obsesivo compulsivo.
Por consiguiente, otro estudio realizado por (Fuentes G., 2017), refiere que si un trastorno es asociado a un proceso de deterioro que afecta al sistema nervioso central (SNC) se considerará como neurológico, sin embargo, en la actualidad se conoce que los desórdenes psiquiátricos también son físicos. Además, (Thirioux et al., 2022) demuestran que hay una desregulación en el SN – ECN, es decir, entre el sistema nervioso y la red ejecutiva central, en el cual se hallan anomalías en los microestados C y D (que son los períodos característicos de las señales electroencefalográficas que se relacionan con la actividad neuronal). En definitiva, dicho estudio ha confirmado que hay un mal funcionamiento entre el sistema nervioso (SN) en el TOC, además de una falla en el DMN, que en inglés se conoce como “Default Mode Network”, según (Ekhtiari y Monterosso, 2016) el DMN consiste en las interacciones entre redes de regiones cerebrales, donde se produce una activación cuando una persona no está enfocada en el mundo exterior y se puede medir mediante una resonancia funcional en los afectados de TOC, ya que se observa una resistencia evidente a la hora de desactivarlas, mientras que la red ejecutiva central (ECN) es utilizada en gran desmedida por el afectado como un mecanismo compensatorio. Esto explicaría los perfiles clínicos de los afectados, además del desapego de la realidad.
A su vez, (Moreira et al., 2017) pudieron detectar tanto alteraciones cerebrales como estructurales en pacientes con Trastorno Obsesivo Compulsivo.
Por otro lado, el TOC se ha relacionado con cambios en la conectividad del estado de reposo frontestriatal (Naze et al., 2023).
Además, los modelos predominantes del TOC orientan de que la sintomatología tiene que ver con anomalías en las estructuras cerebrales y por ende una mala funcionalidad en el área estriado-tálamo-cortical que guardaría relación con los desarrollos motores, cognitivos, afectivos y motivacionales (Bruin B. et al., 2023) junto con especialistas reconocidas mundialmente como la Dra. María del Pino Alonso Ortega, entre otros.
Por consiguiente, en otro estudio realizado por (Brown et al. 2023), refieren que hay un modelo de enfermedad para el TOC involucrado en el circuito sensoriomotor, que podría explicar la falta de control de los comportamientos motores y en la incapacidad de los afectados por suprimir los pensamientos o comportamientos intrusivos y persistentes debido a una anomalía en la región cortical y subcortical. Por último, se confirma que además de presentar afectaciones en dichas áreas, las redes frontolímbicas, frontoparietales y cerebelosas también están implicadas en el TOC.
Para concluir, (Naze et. al 2023), uno de los autores estrella mencionados en la página de QIMR Berghofer Medical Research Institute, junto con otros autores como Cocchi, concluyen que la posible causa potencial tiene que ver con un desequilibrio complejo que incide en las diferentes vías cerebrales encargadas de las regulaciones emocionales y de recompensa.
TRATAMIENTOS
Hay una gran cantidad de afectados por el TOC que muestran muchas recaídas a pesar de llevar años luchando contra dicho trastorno e invertir un dinero, por lo que es una lástima, ya que el tiempo pasa y el afectado no es capaz de disfrutar del día a día. Por otro lado, los tratamientos más esperanzadores como las infusiones de Ketamina por vía intramuscular o intravenosa, o el uso de la electroestimulación magnética transcraneal (EMT), ambas aprobadas por la FDA, no resultan ser accesibles para todo el mundo, ya que los precios rondan entre los 1.000 euros – 5.000 euros. Es algo paradójico, ya que como se ha comentado anteriormente, el TOC imposibilita trabajar en muchísimos afectados.
OPINIÓN GENERAL
La petición es para que los afectados puedan llevar una vida bajo normalidad, ya sea en el entorno estudiantil, laboral, relacional, etcétera, haciendo accesible los costes de tratamiento y valorando la posibilidad de reestructurar la etiqueta de trastorno mental, ya que juega en contra de los afectados por dichas dolencias. Por último, valorar la búsqueda de otros medios de tratamientos, ya que las terapias presentadas no funcionan igual para todos.
Os pido de corazón que compartáis este mensaje a tanta gente como podáis para desmitificar y tomar consciencia de que las enfermedades mentales también muestran una base biológica y que, juntos, nada ni nadie nos va a poder frenar.
¡Muchísimas gracias por llegar al final del escrito de parte de todos los afectados!
REFERENCIAS
Bruin W. B et al. (2023). The functional connectome in obsessive-compulsive disorder: resting-state mega-analysis and machine learning classification for the ENIGMA-OCD consortium. Mol Psychiatry (2023). https://doi.org/10.1038/s41380-023-02077-0
Fuentes P. G. (2017) ¿Enfermedad neurológica o psiquiátrica? Rev. chil. neuro-psiquiatr. vol.55 no.3 Santiago jul. 2017 https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-92272017000300149
Gómez A. P., Cano P. R, Lucas M. P. R., Romero, P. R., Tolosa M. T. P. y Martínez A. C. (2018). EL TRASTORNO OBSESIVO COMPULSIVO (TOC) EN LA INFANCIA Y ADOLESCENCIA. INTERPSIQUIS XIX Congreso Virtual Internacional de psiquiatría. https://psiquiatria.com/congresos/pdf/1-1-2017-10-comu2.pdf
Moreira P. S., Marques P., Soriano M. C., Magalhães R., Sousa N., Soares J.M, Morgado P. Los correlatos neuronales del trastorno obsesivo-compulsivo: una perspectiva multimodal. Transl Psiquiatría. 2017 Agosto 29;7(8):e1224. DOI: 10.1038/TP.2017.189. PMID: 28850108; PMCID: PMC5611752.
National Institutes of Health (US); Biological Sciences Curriculum Study. NIH Curriculum Supplement Series [Internet]. Bethesda (MD): National Institutes of Health (US); 2007. Information about Mental Illness and the Brain. Available from: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK20369/
Naze S., Hearne L. J., Roberts J. A., León P. S., Burgher B., Hall C., Sonkusare S., Nott Z., Marcus L., Savage E., Robinson C., Tian Y. E., Zalesky A., Breakspear M. y Cocchi L. (2023). Mechanisms of imbalanced frontostriatal functional connectivity in obsessive-compulsive disorder. Brain, Volume 146, Issue 4, April 2023, Pages 1322–1327. https://doi.org/10.1093/brain/awac425
Shorter, E. (2011). Still tilting at windmills: Commentary on … The myth of mental illness. The Psychiatrist, 35(5), 183-184. doi:10.1192/pb.bp.111.034108
Szasz, T. (2011). El mito de la enfermedad mental: 50 años después. El Psiquiatra, 35 (5), 179-182. doi:10.1192/pb.bp.110.031310
Thirioux B., Langbour N., Bokam P., Renaudin L., Wassouf I, Harika, G. G. y Jaafari N. (2022). Microstates imbalance is associated with a functional dysregulation of the resting-state networks in obsessive–compulsive disorder: a high-density electrical neuroimaging study using the TESS method. Cerebral Cortex, Volume 33, Issue 6, 15 March 2023, Pages 2593–2611. https://doi.org/10.1093/cercor/bhac229
White P. D., Rickards H., y Zeman A. Z. J. (2012). Time to end the distinction between mental and neurological illnesses. BMJ 2012; 344 doi: https://doi.org/10.1136/bmj.e3454