Los indicadores de pobreza e indigencia que muestran las estadísticas oficiales debe llevar a reflexionar a toda la clase política que el pueblo espera de ellos un acto de grandeza y austeridad ante el sufrimiento y desamparo en que se encuentra un tercio de la población.

Un gran gesto, aunque sea una pequeña porción de la solución, sería un compromiso, ratificado en una Ley, de que en el curso del próximo turno presidencial, y en forma gradual en dicho período, se vea reducida la cantidad de asesores de cada legislador a no más de cinco, emulando de esta manera el comportamiento de los órganos legislativos de los países más desarrollados.

Estoy seguro que el padecimiento de aquellos que no tienen techo, ni las cuatro comidas al día, que sufren frío, hambre, carecen de servicios básicos, sin acceso a la educación, salud y seguridad, les resultará más llevaderos sus padecimientos y más esperanzador su futuro si ve en la clase dirigente una voluntad de eliminar privilegios, prebendas y prerrogativas económicas y sociales y comienzan a mostrarse como gente común que le ha tocado la responsabilidad de cumplir el mandato otorgado por sus conciudadanos.

Atentamente,
Luis María Troncoso
DNI 11.945.671