La construcción de la escuela en la pequeña parcela de la antigua nevera implicaría la aparición de una gran pantalla que rompería la continuidad ambiental y urbanística de las zonas de playa, paseos y calles con la zona del puerto. Esta rotura de continuidad redundaría en una aminoración del valor paisajístico, amén de otras consideraciones nada baladíes como el estrangulamiento y cuello de botella en el punto de confluencia de final del paseo de playa, entrada de playa, carril bici y paseo por el muro.

En síntesis, lo que en un principio podría evaluarse como un impacto positivo con la creación de la escuela, pasaría a convertirse en un empobrecimiento de la zona portuaria y del conjunto arquitectónico de la villa que, en consecuencia, provocaría un impacto claramente negativo. 

Como alternativas propongo potenciar las sinergias económico-ambientales que conllevarían los estudios náutico-pesqueros evitando que llegue a provocar una significativa reducción del gran valor histórico del patrimonio de Laredo, así como una minusvalía muy relevante del valor económico de los solares portuarios y de las edificaciones existentes.

Aprovechar el establecimiento de la escuela para restaurar y rehabilitar edificaciones ya existentes con valor histórico o cultural, posibilitando su conservación y optimizando sus usos, es una maravillosa oportunidad que Laredo no puede dejar escapar, algo que además produciría un impacto urbanístico positivo.

En caso de optar por una construcción de nueva planta, tengamos en cuenta el valor del patrimonio de la villa para emplazar dicha construcción en una parcela vacante de las existentes en la zona portuaria, en lo posible donde genere un menor impacto visual.