La labor de un docente va más allá de cubrir un horario de trabajo, transforma vidas e inspira a generaciones.

Un docente de educación física fomenta estilos de vida saludable a través de la práctica deportiva lo cual fortalece el tejido social. Su influencia positiva se transmite por generaciones y no se puede medir hasta donde llegará esta influencia.

El reconocimiento de la vida de un docente de educación física permitirá que su influencia continúe no solo en la población sino en la vida de nuevos profesionales que se verán inspirados y motivados a seguir una vida que continúe influenciando positivamente por generaciones.

Por eso proponemos que la cancha de la escuela primaria CE Adolfo López Mateos lleve el nombre del docente "Jorge Miguel Díaz Pérez" quién impartió clases de educación física y práctica deportiva por más de 15 años en esa cancha y escuela.