Queremos vivir sin miedo

Queremos vivir sin miedo
México es un país en el que la inseguridad y la violencia son la constante, el lenguaje y signo de lo cotidiano, es el lugar en el que las mujeres vivimos y enfrentamos el riesgo añadido y el peligro de desaparecer, morir o vivir violencia en todas sus formas, en cualquier momento, en cualquier contexto y en cualquier lugar, por el simple hecho de ser mujeres.
El silencio, la invisibilización, la normalización de la violencia contra mujeres y niñas, el "no importa, solo es otra", los sesgos en las investigaciones, las omisiones, la impericia, las negligencias, las complicidades, el machismo, la misoginia, la protección a los agresores, Ministerios Públicos y jueces insensibles, incapaces o corruptos, la sistemática revictimización de las mujeres y familiares que interponen demandas, los protocolos caducos e inoperantes, políticas públicas ineficaces, la ausencia de campañas de sensibilización y educación para la prevención en todos los ámbitos y para todos los públicos, la incapacidad técnica de los investigadores y peritos, la mordaza y el silencio que pesa demasiado por elección o por sumisión de organismos que supuestamente debieran velar por nuestros derechos de las mujeres, la reducción presupuestal a organismos de la sociedad civil que hacen el trabajo que el Estado no hace, estos son algunos factores que sistemáticamente violan los derechos de las mujeres y cancelan la posibilidad de obtener JUSTICIA.
De acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, SESNSP, en México son asesinadas 10 mujeres cada día, es decir, cada 2 horas con cuarenta minutos una mujer es asesinada en nuestro país. El rubro de mujeres desaparecidas también es alarmante, la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), informó que de acuerdo con el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas, 6 mujeres desaparecen cada día, es decir, una cada cuatro horas.
Se estima que la tasa de delitos sin resolver supera el 95%, es un escándalo de ineficiencia institucional, por otro lado y como signo de la profunda desconfianza y temor a la revictimización de las mujeres hacia las autoridades, solo una de cada 10 mujeres denuncia a su agresor, así pues estos datos son la punta del iceberg en el que también habría que considerar el subregistro por miedo a denunciar, por omisión en la notificación o mala clasificación en los delitos de muchos feminicidios y desapariciones que ni siquiera se reportan y no cuentan con carpeta de investigación por homicidio doloso, feminicidios y desapariciones.
En el marco de este contexto surgen cuestionamientos:
¿De qué dimensiones es el problema?, ¿por qué las mujeres somos asesinadas?, ¿por qué nos desaparecen?, ¿quiénes lo hacen?, ¿quiénes y cómo vigilan para brindarnos protección?, ¿quiénes y cómo nos cuidan?, ¿ante que nos enfrentamos?, ¿qué hace el Estado para brindar protección?, ¿es suficiente lo que hace?, ¿funcionan las políticas públicas, los protocolos, procedimientos, estadísticas, líneas de investigación, las capacitaciones y el personal de las instituciones responsables de salvaguardar los derechos humanos de las mujeres?, ¿qué se puede hacer que no se haya hecho hasta ahora? Y quizá la pregunta más importante:
¿Qué estamos haciendo como sociedad para contribuir a la solución?
Entre las múltiples causas sobre homicidios dolosos, feminicidios y desapariciones podemos encontrar:
Violencia de género. Machismo y misoginia.
Crímenes de odio por el simple hecho de ser mujeres.
Sexual sistémico desorganizado. Muerte de las mujeres acompañada por el secuestro, la tortura y/o la violación.
Trata de personas con fines de explotación sexual, trabajos forzados, servicios forzados, esclavitud o prácticas similares a la esclavitud.
Prostitución.
Tráfico de migrantes.
Extracción y tráfico de órganos.
Transfóbico. Muerte de una mujer transgénero o transexual en la que el victimario la mata por su condición o identidad de género transexual.
Lesbofóbico. Muerte de una mujer lesbiana en la que el victimario la mata por su orientación sexual, por el odio o rechazo de la misma.
Discriminación racial. Contra mujeres indígenas y trabajadoras domésticas.
Discriminación por pobreza y vulnerabilidad.
La situación se ha vuelto insostenible, en tanto un asesino, un secuestrador o un macho violento acechan en cada comunidad, en cada barrio, en cada calle.
Ayúdanos a organizar brigadas ciudadanas para el cuidado de las mujeres en tu comunidad, en tu barrio, en tu colonia, en tu escuela, en tu cuadra.
Difunde esta petición entre todos tus contactos y conocidos a través de redes sociales, medios de comunicación, de boca en boca.
Convocamos a la marcha ¡Paren al mundo que me quiero salvar! El próximo 1 de junio. en cada rincón de este país levantemos la voz y exijamos justicia
Con tu participación activa podremos juntar las 500 mil firmas para presionar y exigir al Poder Ejecutivo, a los 32 gobernadores y gobiernos municipales que ejecuten acciones concretas en defensa de la seguridad, los derechos humanos y la justicia para las mujeres.
¡Basta de parálisis!, ¡el silencio asesina!, ¡ Paren al mundo que me quiero salvar!
Nora Patricia Jara Lopez
Ulices Pego Pratt
Alejandra Ibarrola Carreon
Rosalba Rios Martinez