En marzo de 2020' mi hijo contrajo la enfermedad del Covic. A fecha de hoy le han quedado múltiples secuelas que se han ido agravando con el tiempo. Actualmente se encuentra de baja laboral y hay días en que no puede levantarse de la cama. Ha sido atendido por diferentes médicos sin que los tratamientos hayan mejorado la enfermedad. 

Desgraciadamente no es un caso único. Son muchos los que han quedado con la vida hundida por esta terrible y desconocida enfermedad, por lo que no se entiende que se haya establecido una coordinación grupal a nivel nacional en la que los diferentes profesionales, algunos de ellos magníficos  tanto a nivel profesional como humano, intercambien experiencias y se creen grupos de estudios con estos enfermos en la que se vayan aplicando diversos tratamientos ( algunos de ellos están dando resultados esperanzadores como las nuevas pastillas de la farmacéutica Fisher) y se divulguen de forma estadística las mejorías obtenidas actualmente, creo que se está tratando a estos enfermos, un poco, a ciegas.

Devolver a estas la salud, o al.menos una mejoría en su calidad de vida incorporándolos a la vida activa debería  ser una preocupación prioritaria.