Garraf es un pueblo catalán con menos de quinientos habitantes, un pueblo diminuto de montaña que hasta ahora era un gran atractivo turístico y ahora se ha convertido en un pueblo fantasma. Actualmente, vivimos en el pueblo menos de 400 personas. El caso de Garraf no es único en nuestro país, los habitantes de muchos otros pueblos tan pequeños como el nuestro se han visto confinados en sus casas cuando el riesgo de aglomeración y, por lo tanto, de contagio, era inexistente.

Las medidas sanitarias tienen que tener en cuenta las características de cada municipio y de pueblos pequeños como Garraf para no ser injustas e ineficaces.

El confinamiento domiciliario es una medida muy drástica que puede empeorar el estado de salud de la población en general causando problema mentales como la ansiedad, la depresión, neuronales como la demencia y problemas de salud en general: obesidad, déficit de vitamina D, problemas cardiovasculares asociados...

Pedimos al Gobierno y a la Generalitat que evite el confinamiento domiciliario y que tenga en cuenta la situación de pueblos como el nuestro.