Ha llegado el momento de pedir a la Iglesia y al Papa Francisco renuncia al rito romano para salir a defender la justicia y los derechos humanos.

El Papa repite con insistencia que la Iglesia debe salir de sí misma para ir a la periferia a ayudar a los olvidados del mundo. Él pide a la Iglesia que "haga lío", que deje "la comodidad", "salga a las calles".

La Iglesia por sí sola no lo hará.

Será la multitud del pueblo la que tiene que movilizarse en forma pacífica hacia los templos católicos, donde se encuentran sacerdotes, obispos y al mismo Papa para exigir renuncia a las prácticas rituales, ceremonias y leyes religiosas cristianas, que han perdido su vigor y no es posible retornar al pasado.

La Iglesia tiene que salir del templo para ponerse en marcha a escala global, que asuma el liderazgo popular y exija a las autoridades nacionales el fin de la injusticia y la violencia.

La Iglesia debe ponerse al servicio de todos los ciudadanos. Está para cuidar y protegerlos de los abusos de la clase política. Está para servir y no para ser servida. El pueblo no puede esperar más. 

La Iglesia no debe llevar nada de sí misma en la marcha y agrandarse para recibir a todos. Esta es la Iglesia peregrina que no debe imponer, sino ayudar a la humanidad en su camino hacia un Mundo Nuevo que quiere construir.

Si estás de acuerdo firme y apoye esta petición profética que abrirá el fin de los tiempos.