Los electrodomésticos, aparatos eléctricos y otros consumibles están muchas veces fabricados para que tengan una vida útil corta y que sean muy difíciles de reparar o imposibles de actualizar.

Hace ya años que nos hemos acostumbrado a la etiqueta de eficiencia energética que a nivel europeo clasifica y clarifica de un solo vistazo la calidad a la hora de consumir energía de máquinas y edificios.

¿Y si tuviéramos una etiqueta parecida pero que describiera lo fácil o difícil que es reparar y/o actualizar el objeto de consumo?

Nos gustaría que el ministerio de consumo patrocinara la creación de la etiqueta de reparabilidad y actualizabilidad, de tal forma que técnicos cualificados clasificaran los productos de consumo según la facilidad con la que el fabricante ha dotado al producto para ser reparado llegada la avería y la capacidad que tiene para asumir actualizaciones en caso de que nuevas tecnologías empiecen a ser utilizadas.

Los consumidores podríamos fácilmente elegir los productos que nos van a permitir disfrutar de ellos con garantías de reparación cuando lleguen las averías (que antes o después llegan) y que en caso de surgir una nueva tecnología de la que no disponga nuestro producto esté preparado para tener posibilidades de incluirla de forma eficaz.

Esta medida no solo nos ayudaría a los consumidores a disfrutar de mejores productos, si no que no nos permitiría instar a las empresas por crear productos reparables y actualizables, con las inmensas ventajas en la creación de puestos de trabajo para técnicos en reparación (tal como los había hace años) y la significativa mejora ecológica en producción y consumo.

Problemas como el cambio climático nos dejan claro que tenemos que cambiar nuestra forma de producir y consumir, ya que la actual no es sostenible ¡Debemos empezar el cambio!!