En un año marcado por la pandemia, con la falta de personal sanitario, nos hemos visto obligados a trabajar muchísimas horas, dejando a un lado la conciliación familiar y el derecho a disfrutar de nuestro tiempo libre.

Debido a nuestra obligación ética y moral hacia la sociedad, tanto en asistencia directa como de prevención mediante la vacunación, hemos tenido que trabajar horas extraordinarias debido a una mala planificación sanitaria por parte de la administración pública. Por eso creo que debería haber una contraprestación a nivel estatal, y que este esfuerzo no nos implique un coste económico exagerado en impuestos de IRPF. Llevamos años arrastrando el lastre de la crisis financiera de 2009 con un descuento del 5%, no paguemos ahora también la nueva crisis con nuestros sueldos.

Debemos exigir una reducción del IRPF a todo el ámbito sanitario durante la época pandemica.