La religión debe de ser opcional y sin influencias educativas interesadas. La educación en los colegios e institutos está influenciada sobre manera en favor de la Religión Católica, lo que infringe las leyes y la libertad de los individuos a que sus hijos crezcan y aprendan sin injerencias religiosas.

La educación en centros públicos son los únicos que deberían existir a cargo de las arcas del Estado. Los centros concertados, en su mayoría son religiosos católicos, que influyen en la libertad de creencia y opciones de fe, así como en la desigualdad entre géneros femenino y masculino, pues muchos de ellos van en contra de las leyes establecidas. Es una educación diferenciada y segregada, lo que contribuye a sentar las bases para un futuro con injusta desigualdad y discriminación entre sexos.

Cerca de cien colegios siguen actualmente en España el modelo de educación diferenciada o segregada por sexos, la mayoría de ellos de inspiración cristiana o directamente pertenecientes a entidades vinculadas a la Iglesia católica, especialmente al Opus Dei.