En los últimos tiempos las circunstancias han puesto de relevancia, tristemente, lo importantes que son las ciencias de la vida para nuestra sociedad. Los profesionales de esta rama, desde médic@s, enfermer@s, investigadores, auxiliares de enfermería, farmacéutic@s... nos han sido imprescindibles para paliar los efectos del daño que nos ha sobrevenido.

Por eso me gustaría pedir, sabiendo que todo lo que se enseña en secundaria es de crucial importancia para construir ciudadanos justos, ecuánimes, compasivos, solidarios y realizados, más horas para el estudio de las ciencias de la vida, para que nuestros adolescentes puedan descubrir lo maravillosa que es esta rama del conocimiento y pueda aparecer en ellos la vocación por su estudio y práctica. No en vano estamos escasos de profesionales de la salud y el número de vocaciones científicas es cada vez menor.

Como ejemplo las dos horas semanales que se dedican en tercero de la ESO a Biología y Geología (son las horas obligatorias a nivel estatal que unas pocas comunidades complementan) hacen complicado ampliar conocimientos que a buen seguro motivarían la curiosidad de los estudiantes y les ayudarían a orientar su futuro profesional. Además asignaturas como anatomía aplicada, que aportan conocimientos de fisiología práctica, suponen un incentivo para los estudiantes.

Ahora que vamos a cambiar de ley de educación podría ser un buen momento para considerar este asunto.