LOS HORRORES DE LA GUERRA

No os voy a contar nada nuevo si os hablo de la guerra de Ucrania. Sirenas sonando, bombardeos permanentes, guerras de guerrillas en las calles. Tenemos el infierno a poco más de 3000km.

Nadie en su sano juicio puede comprender que haya gente que sea capaz de comenzar un conflicto que suponga la muerte de miles de personas. Personas inocentes, como vosotros y como yo. Personas que unas horas antes de que cayera el primer misil estaban tranquilamente en casa. Cenando con los suyos, jugando con sus hijos o tomando unas cañas con los amigos. Personas a las que la megalomanía de un demente les ha truncado la vida de raíz. Personas para las que la vida ya nunca volverá a ser igual. Personas que a partir de ahora van a tener unos recuerdos y unas pesadillas que no nos podemos ni imaginar.

Los civiles muertos ya se cuentan por miles y los refugiados que han tenido que abandonar Ucrania ya han superado el millón. Y esto es sólo lo que sale en la prensa. En la trastienda de todas las guerras hay vejaciones, humillaciones, maltratos y, por supuesto, mujeres violadas.

Ante tal barbarie tenemos que reaccionar, no nos podemos quedar con los brazos cruzados. Sería hipócrita mirar hacia otro lado y sería insensato tener la posibilidad de echar una mano y no hacerlo por dejadez o simplemente porque pensamos que el problema no va con nosotros.

El pueblo de El Frago se ha caracterizado por ser siempre un pueblo solidario y colaborador. Y, siempre que ha hecho falta, los habitantes de El Frago han estado a la altura. La historia reciente y no tan reciente de El Frago así lo constata: Tenemos una Asociación Cultural que es un orgullo y la envidia de toda la comarca. Desde el año 1978 se han realizado multitud de actividades para niños y mayores de forma altruista. También es habitual ver a un grupo de vecinos unidos para ayudar a otro con cualquier tipo de faena doméstica, del campo o de cualquier índole. Durante la pandemia quedó patente que en El Frago se estaba bastante más acompañado que en la ciudad. Infectados por covid recibían diariamente la atención de sus vecinos para comprobar si estaban bien, ver si necesitaban algo e incluso para llevarles la comida o leña para calentarse. Y si nos vamos un poco más atrás en el tiempo, en los años 20, todos los vecinos se embarcaron en la construcción de las escuelas, “a vecinal” se decía entonces, crowdfunding, diríamos hoy. Y ese espíritu de nuestros abuelos y bisabuelos se sigue respirando en el aire.

Vamos, que el Frago siempre se ha caracterizado por cooperar, por colaborar, por ayudar. En definitiva, por arrimar el hombro para ayudar al desfavorecido siempre que ha sido necesario.

Ahora estamos en uno de esos momentos críticos en los que tendríamos aportar nuestro granito de arena. Esta guerra es un en un problema mayúsculo, de dimensión mundial. Esta vez no es un vecino, no es gente cercana, son personas desconocidas. Personas a las que les han arrebatado a golpe de misil lo más valioso que tenían: su libertad y su seguridad.

Demostremos que un pueblo solidario como el nuestro sabe ponerse en los zapatos del otro. Vamos a comprometernos, vamos a ayudar tal y como lo llevamos en nuestros genes. Vamos a volver a manifestarnos con nuestra seña de identidad: todos unidos para socorrer al pueblo ucraniano.

NO A LA GUERRA

SI QUIERES APOYAR AL PUEBLO DE EL FRAGO PARA ACOGER A REFUGIADOS, POR FAVOR FIRMA ESTA PETICIÓN (elfrago@dpz.es)