Todos los primeros días del año estamos hartos de oir casos de perros que se pierden huyendo despavoridos del  ensordecedor ruido que para ellos supone un simple petardo, otros ni tan si quiera tienen esa suerte y mueren de ataques al corazón.

Esta problemática se extiende a todas los animales, lo que ocurre que los casos que más se oyen son los perrunos.

Ni que decir tiene, que hay personas que sufren el mismo problema, imagina que el que tira el petardo  tuviera un hijo autista, por ejemplo, ¿también tiraría petardos a su lado? , seguro que no, que se lo pensaría dos veces.

Es tal el sufrimiento que vemos en nuestros animales, los temblores, las salidas despavoridas, los ojos de angustia....que  pedimos por favor, se prohiban por fin los petardos en Navidad. Son fechas para disfrutar, pues dejemos que disfruten ellos también.