Desde que comenzó la pandemia las medidas han ido cambiando paralelamente a la evolución de la enfermedad, la vacunación de la población y la presión de ciertos sectores económicos. Sin embargo, nos seguimos encontrando que, cada vez que los contagios suben, el gobierno de Canarias determina el cierre de parques infantiles, pese a estar al aire libre. 

Desde el día 10 la mascarilla dejará de ser obligatoria en lugares abiertos, incluyendo los patios de escuelas e institutos y tampoco se pedirá el pasaporte COVID para el aforo de la hostelería. En los centros educativos se han cambiado las medidas, estableciendo que para confinar una clase deben ser positivo como mínimo el 20% del alumnado, medida que obedece más a intereses económicos que sanitarios.

Pero continúan cerrando los parques, impidiendo que los niños y niñas puedan jugar al aire libre, mejorar sus habilidades sociales y su bienestar físico y emocional, además de ser un recurso gratuito al alcance de todos los ciudadanos. Mientras, la población se aglomera en estadios, centros comerciales, conciertos, terrazas, etc. 

Parece incomprensible por qué si se modifican otras restricciones estando en nivel 4, pero esta se mantiene. Por tanto, exigimos que se respeten los derechos de los niños y sus familias porque, aunque no seamos un sector económico, sí que generamos riqueza de otro tipo: humana.