Como parte de las sanciones de Occidente hacia Rusia, estos tres organismos, la FIFA, UEFA y el COI, sancionaron de distintas formas tanto a los atletas rusos, como a los bielorrusos.

La FIFA le prohibió a Rusia jugar de local los partidos de fútbol y está evaluando la posibilidad de dejarla fuera del mundial. La UEFA le quito la sede de la Champions League a San Petesburgo y la traslado a París. También sacó al equipo Spartak de Moscú de la UEFA Europa League, quien iba a disputar los Octavos de final de dicha competición contra el equipo alemán, RB Liepzig.

El COI, por su parte, no deja a los atletas de Rusia y Bielorrusia, usar ni su bandera ni su himno, aunque esto lo hace desde hace tiempo. Otras federaciones, como la de FIG, la Federación Internacional de Gimnasia, ha cancelado dos campeonatos que se iban a disputar en estos dos países.

No puede ser que personas inocentes, como los deportistas, tengan que pagar las decisiones de sus presidentes, sin tener nada que ver. Otros países, como EE. UU, Israel, EAU, entre otros, han invadido territorios y no se han enfrentado a ningún tipo de sanción. No es justo que Rusia, y su socio, Bielorrusia, sí tengan que enfrentarse a estas.