El día 1 de marzo acudí a la oficina del SEPE situada en Arganda Del Rey para renovar mi demanda de empleo, ya que mi certificado digital no me permitió realizar la operación.

Jamás podré olvidar el trato vejatorio que recibí en esta oficina del SEPE, que me ha hecho recordar otras malas experiencias vividas, tanto en oficinas del SEPE, como de asuntos sociales, como del INSS (Instituto Nacional de la Seguridad Social), TGSS (Tesorería General de la Seguridad Social), Agencia Tributaria, y en general, absolutamente cualquier ente o administración pública.

Qué casualidad que el trato vejatorio no solo lo recibí yo aquel día, sino que otras personas in situ que también acudieron a cuestionar cualquier asunto, salían sin una solución al problema por parte de los funcionarios allí presentes, sino que, además, salían “escaldados” por un trato despreciativo hacia las personas con necesidades económicas.

El remate de la experiencia traumática la aporta el vigilante de seguridad que está presente en todas estas administraciones, profesional que actúa con un rol equivocado y que no le corresponde, pues responde a todo tipo de preguntas que no le compete y por su actividad profesional, mandando a la calle a todo aquel que cuestione o quiera una solución a su problema, y actuando como si fuera el Alguacil de un estado totalitario.

Reivindico un servicio público eficaz, productivo y útil para los ciudadanos, ya que, si no están para servir, se deberían ir despedidos a sus casas.