¡Que no nos arrebaten los espacios de participación ciudadana que hemos ganado!

¡Que no nos arrebaten los espacios de participación ciudadana que hemos ganado!

El día 1 de julio de 2020, los diputados Luis Díaz de León y Martha Soledad Ávila Ventura del Congreso de la Ciudad de México generaron la propuesta de adicionar el artículo transitorio vigésimo a la Ley de Participación Ciudadana de la Ciudad de México y el artículo transitorio décimo noveno al decreto por el que se expide el presupuesto de egresos para la Ciudad de México para 2020.
Estas reformas implicarán la cancelación de los recursos destinados para el Presupuesto Participativo de 2020, por lo que diversos proyectos ciudadanos— que fueron elegidos el 15 de marzo por los mexicanos y que ya habían sido aprobados por la Jefatura de Gobierno y por el Congreso de la Ciudad de México—que por podrían significar una mejora importante para las condiciones de vida en las alcaldías de la Ciudad de México, perderán el apoyo gubernamental y, por tanto, la posibilidad de mejorar el entorno democrático de nuestra ciudad.
Esto no sólo significará un atentado en contra de las pocas herramientas de incidencia con las que contamos para materializar nuestros intereses como ciudadanos, sino que también afectará la confianza que tenemos en el Congreso de la Ciudad para garantizar que se cumplan los principios estipulados en la Constitución de nuestra entidad, pues esta iniciativa afecta directamente el principio de promoción de la participación ciudadana estipulado en el artículo 3° de este documento.
Sabemos que la pandemia ha afectado todos los ámbitos de nuestra vida y que uno de ellos ha sido la puesta en marcha de los proyectos del presupuesto participativo; sin embargo, su cancelación es una medida desmesurada que representa perder los espacios que hemos ganado en años previos y la posibilidad de que ese recurso sea desviado a iniciativas que no tomen en cuenta nuestras necesidades.
Es por esto que necesitamos de ti para evitar que el contexto de la pandemia sea aprovechado por el gobierno para arrancarnos aquellas herramientas que nos permiten mejorar nuestras colonias y, a la vez, hacer valer nuestro poder como ciudadanía.