Hace unos años, un 31 de Diciembre,  mi hija Lola y otra niña salieron volando de un hinchable en el parque de Naturland en la  parroquia de Sant Julià de Lòria, localidad de Andorra. Atónita tras una ráfaga repentina de aire e impotente por no poder sujetar el hinchable vi como ambas niñas con gran "suerte" de que el hinchable antes de emprender un sinfín de volteretas por una ladera abajo, chocara contra una valla de otra atracción del parque y las niñas salieron despedidas. Cayeron a poca altura y mi hija Lola está viva y bien. Espero que la otra niña también, ya que con el susto en el cuerpo, no fui capaz de razonar y verificar que había pasado y que había fallado, tras abandonar la enfermería del parque donde fueron atendidas por los bomberos de Sant Juliá.  Semejante sofocón quedó en una desagradable anécdota y no hicimos nada más. Con desagradable sorpresa de vez en cuando veo vídeos en las noticias de otros accidentes similares en algún caso con víctimas mortales. Este último accidente ocurrido en Mislata en nuestro país estas Navidades con el resultado trágico de la muerte de dos pobres niñas de 4 y 8 años me revuelve el cuerpo y me hace pensar que podríamos haber sido nosotros los padres que ahora están sufriendo este horror, dolor y no se cuantas cosas más. Mi más sentido pésame a las familias. Y ya que en aquel entonces no hice más que intentar olvidar este suceso, me hace ahora pedir la prohibición absoluta de esta atracción porque se ha demostrado ya en muchos casos que las normas de seguridad o no se cumplen o son ineficientes. No quiero regulación quiero prohibición. Ni un menor más expuesto ni un padre más sufriendo tras lo que podría ser un rato de juegos. Por esto pido que os unáis a mi en esta firma para que se prohíban en nuestro país los hinchables.

Muchas gracias.